·
La intención de renovar el teatro en España: un teatro barroco con gran éxito popular por el
dinamismo de la acción (Comedias de capa y espada) y la aparatosidad de los
montajes escenográficos (uso de tramoyas). Sin embargo, estas obras eran cada
vez más degeneradas (inverosímiles e inmorales que rozaban lo
disparatado, un estilo rebuscado y artificioso y un ambiente de representación en el que predominaban la
incultura, la falta de educación e incluso la violencia) contrario al principio
de buen gusto. Llegarán a tomarse
medidas como prohibir determinadas representaciones.
·
Su potencialidad como forma de educar al pueblo: al
teatro asistía todo el mundo, incluso aquellos que no sabían leer, y por ello
se consideró pronto una forma de educar e instruir al pueblo y reformar sus
costumbres.
Aunque
nunca gozaron de éxito entre el público, las nuevas obras proponían:
·
Imitación
del teatro clásico y respeto a sus normas (con
las que había roto el teatro Barroco):
- Separación entre comedia y tragedia.
- Respeto a la regla de las tres unidades: un
solo lugar, no más de 24 horas, un solo argumento, sin acciones secundarias que
desvíen la atención del público.
·
Verosimilitud: Se
prefieren los temas cotidianos,
contemporáneos y realistas, y se produce un rechazo de los excesos
imaginativos del barroco.
·
Didactismo y
afán moralizador: el teatro sirve para criticar
determinados aspectos de la sociedad que se quieren reformar, llegándose a
poner en boca de los personajes reflexiones sobre y para ello.
·
Preferencia por la prosa (sobre todo en la comedia)
y el uso de un lenguaje elegante
pero coloquial y adaptado al personaje.
El principal autor de comedias neoclásicas será Leandro Fernández de Moratín, que escribió cinco, tres de las cuales tratan el mismo tema: el matrimonio forzado entre una joven y un señor mayor. Ese es el asunto de su obra más famosa, El sí de las niñas.
El
sí de las niñas transcurre durante
diez horas en una posada de Alcalá de Henares, a la que acude D. Paquita
acompañada de su madre, dª Irene, para encontrarse con su futuro marido
(escogido para ella por su madre) tras haber sido educada en un colegio de
monjas. Ella tiene unos 15 años y él alrededor de 60. Dª Paquita está enamorada
de un joven que ha estado meses cortejándola, que ella cree que se llama D.
Félix, pero que en realidad se llama D. Carlos y es sobrino de D. Diego, su
prometido, al que ha escrito contándole los planes matrimoniales de su madre y
que ha acudido a la pensión sin saber que el futuro pretendiente de su
enamorada era su tío y protector, con el que llevaba un tiempo distanciado. D.
Diego, que ya sospechaba que Dª Paquita no estaba en realidad enamorada de él,
intercepta una carta de los enamorados, descubriendo toda la situación, y
renunciando a su matrimonio con la joven para que esta pueda casarse con su
sobrino y sean felices.
Como vemos, también aquí se intenta dar
una función didáctica a la literatura.
Aquí podemos ver un resumen de la representación de El sí de las niñas.
También podemos ver aquí una representación completa de la obra en RTVE.
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