jueves, 25 de mayo de 2017

Arte nuevo de hacer comedias, Lope de Vega

Aquí van a ir apareciendo vuestros cuadros-resumen de las principales normas teatrales que propuso Lope de Vega:

- Eva Romero:
- Noelia Andreu:
Eva Pérez:

Nuria García:


Andrea Luján:


LECTURA RECOMENDADA: Noticias felices en aviones de papel, Juan Marsé


Aunque ya queda poco para acabar el curso, aún estáis a tiempo de conseguir puntos extra con lecturas voluntarias.
Entre mis recomendaciones personales, os presento esta novelita corta de un autor que sabe tratar la infancia con sumo cuidado  y delicadeza (puesto que está hecha de sueños, dicen).
El título invita ya a la lectura. ¿Y si seleccionásemos solo las noticias alegres del periódico (sería difícil) y las lanzáramos a volar por la ventana en forma de aviones de papel? Eso es lo que hace la señora Pauli, una anciana con una entrañable locura. Se empeña en lanzar aviones que van cargadas de sueños.
Y, junto a la anciana, el personaje de Bruno, un niño aparentemente apático, con pocos amigos y una compleja historia familiar, en esa edad tan complicada de la adolescencia, ¿sabéis? Pues, al adentraros en la novelita, iréis viendo cómo la locura se contagia y el realismo mágico (teñido de tintes a veces amargos) invade una estrecha calle de Barcelona en los años ochenta.
La edición ilustrada de la novela por María Hergueta es un plus. Buscadla, leedla y disfrutad.




Os dejo un fragmento para que vayáis abriendo boca:
La señora Pauli le proponía recoger los aviones de papel que viera tirados en la calle, los que no se hubieran roto, y devolvérselos. Le daría cincuenta céntimos por cada avión que le trajera en buen estado.
-Volveremos a lanzarlos. Los sueños pueden volar muchas veces –añadió- Tantas veces como haga falta. Vale la pena, ¿no crees?
- Claro.
- La segunda vez vuelan mejor.
- Ya.
De pronto recordó la maldición que dedicó un día al gorrón y cuentista de su padre: Me cago en los sueños que vuelan, señor Raciocinio, me cago en todo lo que no se ve, porque no existe precisamente porque no se ve…
- Lo que ocurre es que ellos a veces no los han visto volar –se lamentaba la señora Pauli-. O ese día ha llovido, o ha pasado la escoba de la señora Casilda, o el carro de la basura, y se los ha llevado. Pero se pueden recuperar muchos. De todos modos necesito hacer más y me hacen falta muchos periódicos… ¿Podrías conseguirme periódicos, muchacho? (…)
- Necesitamos muchos, porque hay que seleccionar lo bueno y dejar fuera lo que solo anuncia desgracias, guerras y miseria, que es lo que hay en la mayoría de las páginas, ¿me entiendes, muchacho?





domingo, 21 de mayo de 2017

EL TEATRO BARROCO. CORRAL DE COMEDIAS.


Frente al teatro itinerante del siglo pasado, el éxito del teatro barroco va ligado  a los llamados corrales de comedias. Estos corrales son, realmente, patios de casas de vecinos adaptadas para representar obras de teatro con carácter permanente. 

En este vídeo podemos ver una recreación de estos corrales de comedias




Siguiendo la fotografía, podemos distinguir las siguientes partes:



1. ENTRADA (por la casa): una para hombre y otra para mujeres.
2. ZAGUÁN con guardarropa, mesón o aloxería (donde se vendía la aloja, bebida no alcohólica a base de agua, miel, canela y pimienta blanca).
3. PATIO al aire libre con toldos, donde había distintas zonas:
- Mosqueteros, de pie. (degolladero)
- Bancos corridos en los laterales y frente al escenario.
- Gradas.
4. APOSENTOS, ventanas y galerías con tupidas celosías. Entre ellos, los aposentos de la Villa para la autoridades.
7. CAZUELA Y CAZUELA ALTA (con la figura del "apretador")
8. TERTULIAS Y DESVANES, en el piso más alto, para clérigos e intelectuales.
9. ESCENARIO: (decorados sencillos)
- Tablado.
- Foso (camerino de los hombres) con trampilla o escotillón.
- Fachada de teatro (2 ó 3 niveles) con huecos practicables.

El Corral de comedias de Almagro aún se conserva y se siguen realizando representaciones de teatro clásico:


En El Capitán Alatriste, aparece también una pequeña descripción del Corral del Príncipe en Madrid:

    "Desde el monarca hasta el último villano, la España del Cuarto Felipe amó con locura el teatro. Las comedias tenían tres jornadas o actos, y eran todas en verso, con diferentes metros y rimas. Sus autores consagrados, como hemos visto al referirme a Lope, eran queridos y respetados por la gente; y la popularidad de actores y actrices era inmensa. Cada estreno y reposición de una obra famosa congregaba al pueblo y la corte, teniéndolos en suspenso, admirados, las casi tres horas que duraba cada representación: que en aquel tiempo solía desarrollarse a la luz del día, por la tarde después de comer en locales al aire libre conocidos como corrales. Dos había en Madrid: el del Príncipe, también llamado de la Pacheca, y el de la Cruz.
      (...)A las dos de la tarde, la calle del Príncipe y las entradas al corral eran un hervidero de comerciantes, artesanos, pajes, estudiantes, clérigos, escribanos, soldados, lacayos, escuderos y rufianes que para la ocasión se vestían con capa, espada y puñal, llamándose todos caballeros y dispuestos a reñir por un lugar desde el que asistir a la representación. A ese ambiente bullicioso y fascinante se sumaban las mujeres que con revuelo de faldas, mantos y abanicos entraban a la cazuela, y era allí asaeteadas por los ojos de cuanto galán se retorcía los bigotes en los aposentos y en el patio del recinto. También ellas reñían por los asientos, y a veces hubo de intervenir la autoridad para poner paz en el espacio que les era reservado. En suma, las pendencias por conseguir sitio o entrar sin previo pago, las discusiones entre quien había alquilado un asiento y quien se lo disputaba eran tan frecuentes, que llegase a meter mano a los aceros por un quítame allá esas pajas, y las representaciones tenían que contar con la presencia de un alcalde de Casa y Corte asistido por alguaciles.
    (...) Pagamos un cuarto en la primera puerta, tres en la segunda para limosna de hospitales, y veinte maravedís para obtener asientos de banco. Por supuesto que nuestras localidades se hallaban ocupadas, aunque bien las pagamos; pero no queriendo andar en pendencias conmigo de por medio, el capitán, don Francisco (Francisco de Quevedo) y los otros decidieron que nos quedaríamos atrás, junto a los mosqueteros. Yo miraba todo con ojos tan abiertos como es de suponer, fascinado por el gentío, los vendedores de aloja y golosinas, el ruido de conversaciones, el revuelo de guardainfantes, faldas y basquiñas en la cazuela de las mujeres, las trazas elegantes de la gente de calidad asomada a las ventanas de los aposentos. Se decía que el rey en persona solía asistir desde allí, de incógnito, a representaciones que eran de su agrado. (...) Acechábamos las ventanas, esperando descubrir allí a nuestro joven monarca, o a la reina; pero no reconocíamos a ninguno de ellos en los rostros aristocráticos que de vez en cuando se dejaban ver entre las celosías. A quien sí vimos fue al propio Lope, a quien el público rompió a aplaudir cuando apareció allá arriba."

miércoles, 17 de mayo de 2017

LA POESÍA BARROCA. QUEVEDO Y GÓNGORA.


Estamos trabajando en clase las obras y el estilo de los autores más representativos de la poesía barroca: Quevedo y Góngora. Esta infografía de Profevio, nos ayudará a entender mejor las dos corrientes: Conceptismo y Culteranismo.




Y estos son los poemas que habéis trabajado en los diferentes grupos y que habréis de comentar a vuestros compañeros:



Rostro de blanca nieve, fondo en grajo;
la tizne, presumida de ser ceja;
la piel, que está en un tris de ser pelleja;
la plata que se trueca ya en cascajo;

habla casi fregona de estropajo;
el aliño, imitado a la corneja;
tez que, con pringue y arrebol, semeja
clavel almidonado de gargajo.

En las guedejas, vuelto el oro orujo,
y ya merecedor de cola el ojo,
sin esperar más beso que el del brujo.

Dos colmillos comidos de gorgojo,
una boca con cámaras y pujo,
a la que rosa fue vuelven abrojo.


FRANCISCO DE QUEVEDO.

Grajo: cuervo, negro. 
Cascajo: cascotes, grava.
Guedejas: mechón de pelo enredado.
gorgojo: insecto, semejante a los piojos.
Pujo: gana continua o frecuente de defecar o de orinar, con gran dificultad para lograrlo y acompañada de dolores. 
Abrojo: planta espinosa 






Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;


Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,


Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,


No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.


LUIS DE GÓNGORA