LUIS LEANTE, HUYE SIN
MIRAR ATRÁS.
En Huye sin mirar atrás os convertiréis en los
lectores privilegiados de un diario-carta que nuestro protagonista, Enrique,
realmente escribe dirigida a su padre muerto. Enrique
es un muchacho de quince años con exceso de rabia e impulsividad. Se ha descolgado de
los estudios, tiene una relación muy conflictiva con su madre y,
sobre todo, está obsesionado con el hecho de no poder recordar ni siquiera la
imagen de su padre muerto cinco años atrás (bloqueo emocional).
Enrique, nuestro antihéroe adolescente, se va a ver involucrado
en una serie de acontecimientos que le cambiarán la vida en apenas dos semanas.
En la primera parte de la novela, nos arrastrará con él a una persecución
trepidante, casi de película, en la que se mezclan policías de incógnito,
narcotraficantes... Pero, seguidamente, se enlazará con una segunda trama en la
que Enrique sentirá cómo se despierta por primera vez el sentimiento del amor
junto a Teisa.
Por otro lado, los recuerdos sobre su padre van volviendo poco a poco,
completando así ese pasado que había perdido.
Huye sin mirar atrás es una huida real, pero también
simbólica, una huida de sí mismo, de sus frustraciones, una huida siempre hacia
adelante.
Aquí os dejo un fragmento de lo que os podéis encontrar:
Hay tantas cosas que querría contarte, que no sé por dónde empezar. Además, me resulta extraño hacerlo, sobre todo porque sé que nunca vas a leerlas. Eso es lo que más me entristece y me hace dudar.
(...) He visto algunas fotografías tuyas, aunque en casa no hay muchas, esa es la verdad. Hay una en la que apareces con tu judogi y una medalla en la mano que acababas de ganar en alguna competición, imagino. Dicen que eras muy bueno y que ganaste unos cuantos campeonatos. Por desgracia no lo recuerdo. Se me borraron los recuerdos de aquellos años, o mejor dicho, se me borraron tus recuerdos, que no es lo mismo.
No tengo imágenes de tu cara, ni recuerdos de tu voz, ni de nada que tenga que ver contigo. Te has borrado. Según el "especialista" -así es como mamá lo llama-, cuando te sucedió "aquello", yo sufrí un shock tremendo y a partir de ese día mi mente decidió por su cuenta seleccionar las cosas que me hacían daño y las que no. Y las primeras las borró todas, o casi todas. No sé si lo que me pasa es bueno o malo, pero según dice el "especialista" eso me ha ahorrado muchos sufrimientos. Y él qué sabrá.