Aunque ya queda poco para acabar el curso, aún estáis a
tiempo de conseguir puntos extra con lecturas voluntarias.
Entre mis recomendaciones personales, os presento esta
novelita corta de un autor que sabe tratar la infancia con sumo cuidado y delicadeza (puesto que está hecha de
sueños, dicen).
El título invita ya a la lectura. ¿Y si seleccionásemos solo
las noticias alegres del periódico (sería difícil) y las lanzáramos a volar por
la ventana en forma de aviones de papel? Eso es lo que hace la señora Pauli,
una anciana con una entrañable locura. Se empeña en lanzar aviones que van
cargadas de sueños.
Y, junto a la anciana, el personaje de Bruno, un niño aparentemente
apático, con pocos amigos y una compleja historia familiar, en esa edad tan
complicada de la adolescencia, ¿sabéis? Pues, al adentraros en la novelita,
iréis viendo cómo la locura se contagia y el realismo mágico (teñido de tintes
a veces amargos) invade una estrecha calle de Barcelona en los años ochenta.
La edición ilustrada de la novela por María Hergueta es un plus. Buscadla,
leedla y disfrutad.
“La
señora Pauli le proponía recoger los aviones de papel que viera tirados en la
calle, los que no se hubieran roto, y devolvérselos. Le daría cincuenta
céntimos por cada avión que le trajera en buen estado.
-Volveremos a lanzarlos. Los sueños pueden
volar muchas veces –añadió- Tantas veces como haga falta. Vale la pena, ¿no
crees?
- Claro.
- La segunda vez vuelan mejor.
- Ya.
De pronto recordó la maldición que dedicó un
día al gorrón y cuentista de su padre: Me cago en los sueños que vuelan, señor
Raciocinio, me cago en todo lo que no se ve, porque no existe precisamente
porque no se ve…
- Lo que ocurre es que ellos a veces no los
han visto volar –se lamentaba la señora Pauli-. O ese día ha llovido, o ha
pasado la escoba de la señora Casilda, o el carro de la basura, y se los ha llevado.
Pero se pueden recuperar muchos. De todos modos necesito hacer más y me hacen
falta muchos periódicos… ¿Podrías conseguirme periódicos, muchacho? (…)
- Necesitamos muchos, porque hay que
seleccionar lo bueno y dejar fuera lo que solo anuncia desgracias, guerras y
miseria, que es lo que hay en la mayoría de las páginas, ¿me entiendes,
muchacho?
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