- Género: Pertenecen al género de la elegía, escrita con motivo de la muerte de su padre. La importancia de las Coplas es tal que por sí solas convierten al autor en uno de nuestros más grandes poetas y han servido de inspiración a otros autores como Miguel Hernández (Elegía a Ramón Xijé) o García Lorca (Llanto por Ignacio Sánchez Mejías).
- Métrica: La obra está constituida por cuarenta estrofas de pie quebrado o coplas manriqueñas, cada una de las cuales consta a su vez de dos sextillas. Dentro de cada sextilla, son octosílabos los versos primero, segundo, cuarto y quinto, y tetrasílabos el resto (por ello, pie quebrado). La rima es consonante con el siguiente esquema: 8a 8b 4c 8a 8b 4c.
- Lenguaje y estilo: Mezcla la lengua culta (tono cuidado y elevado) con un lenguaje simple, sencillo, armónico, natural y de sobriedad expresiva, anunciando la lengua del Renacimiento. Por otro lado, aparecen recursos literarios ligados al sermón medieval.
- Estilo exhortativo.
- Ejemplificaciones, comparaciones, alegorías y metáforas.
- Uso de la primera persona del plural
- Afirmaciones sentenciosas.
- Enumeraciones y todo tipo de figuras de repetición.
- Estructura interna
Las coplas suelen dividirse en tres bloques, en una estructura que va de lo general a lo particular:
1ª parte (I-XV): Este primer bloque presenta un carácter filosófico y universal. El poeta reflexiona sobre todos los tópicos de la poesía moral: la vida, la muerte y su poder igualitario, la fugacidad del tiempo y de las glorias del mundo, la vanidad de los placeres y bienes terrenos, la inestabilidad de la fortuna…
2ª parte (XV-XXIV): Aquí concreta las ideas anteriores. Por medio del tópico del Ubi sunt?, hace una reflexión personal e íntima de la angustia del olvido al mencionar la alegre y bulliciosa vida de las cortes medievales: torneos, danzas cortesanas, amores…
3ª parte (XXV-XL): Finalmente introduce la figura de su padre como último grado de individualización. En esta tercera parte, hace un elogio fúnebre de su padre y termina con una alocución de la muerte, a la que responde el propio don Rodrigo. La conclusión final es que todo lo acaba la muerte, la gran igualadora; sin embargo, si la vida es ejemplar, la muerte no es una enemiga, sino la acompañante hacia la morada feliz y definitiva.
Estos tres bloques se corresponden a su vez con las tres vidas de las que habla Manrique:
- La vida perdurable y eterna.
- La vida mortal.
- La vida de la fama. En la Edad Media solo importaban dos primeras vidas: la terrena o temporal, que era el medio para alcanzar la vida que realmente importaba, la vida eterna. Sin embargo, Manrique introduce una idea novedosa, la tercera vida, la vida de la fama, lo que hace perdurar un nombre en el recuerdo de los otros hombres y que tendrá una gran importancia en el Renacimiento.
- Temas y tópicos.
- Tema principal. La muerte y las tres vidas: En la Baja Edad Media (pestes, guerras, etc.) se extiende una visión macabra y truculenta de la muerte, que provoca pavor, corrompe lo que había sido bello y destruye las glorias que se levantaron en vida (como veremos al estudiar las Danzas de la muerte en el apartado de teatro). Sin embargo, aquí aparece una visión más humanizada, resignada y consoladora de la muerte (la muerte como liberación y descanso), compensada a su vez por la vida eterna y la vida de la fama.
- Temas secundarios y tópicos (derivados del tema anterior, y que surgen como reflexiones morales):
- Vanidad de vanidades (tópico bíblico tomado del Eclesiastés).
- Menosprecio de la vida terrena, la cual solo tiene valor porque procura la vida eterna.
- Ubi sunt? Interrogación retórica para aludir a los que ya no están.
- La rueda de la Fortuna. Inestabilidad.
- Aeque pede pulsat. La presencia igualadora de la muerte implacable.
- Iter vitae y Flumen vitae. La vida terrenal como tránsito hacia la vida eterna.
- Brevitas vitae y Tempus fugit. Fugacidad del tiempo y los placeres terrenales.
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