Esta novela, de atrayente título, pertenece a un ciclo narrativo denominado Episodios de una Guerra interminable. Y aunque realmente este es el final, estoy segura de que podéis indagar en la saga para conocer más sobre la Guerra Civil Española, puesto que este libro funciona por sí solo.
Realmente me atrajo, como muchos libros, por su título. Detrás de la clara alusión a la obra de Mary Shelley, el título esconde un curioso caso que había conocido parcialmente: el asesinato de la joven y superdotada Hildegart por parte de su propia madre, Aurora.
Sin embargo, finalmente me he quedado enganchada por la historia de Germán. Germán es el psiquiatra del centro donde está internada Aurora desde hace años. Este personaje nos permite vivir, a través de la profunda documentación de la época, unos años tradicionalmente olvidados, los años 50, bajo esa dictadura aún cerrada, cuando parece que han pasado los peores años de la posguerra. En esos años intermedios, la novela abre numerosas pistas sobre la realidad social española más allá de los titulares de prensa. En esa sociedad pesa más que la pobreza económica, la pobreza moral, la falta de expectativas y esperanzas. Se nos describen unas vidas grises, que se tornan más grises todavía dentro del manicomio de mujeres de Ciempozuelos. Además de la gris geografía de la España franquista, la novela nos lleva a Suiza, pero la situación en este país aparentemente abierto y neutral no es mucho mejor, pues las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial se alargan varias décadas después. Allí había huido el protagonista para tener una oportunidad cuando todavía tenía una vida por delante, una vida que es fruto del sacrificio del padre por ofrecer un salvoconducto.
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