HISTORIA DE LA LITERATURA.
Luego dicen,
sabrán ellos,
que la literatura es buena,
que sirve para algo,
que nada hay como un buen libro.
Puede,
sólo que de qué sirve leer,
para qué reconocerse,
qué interés hay en los síntomas,
salvo saber que hay también otros enfermos,
para eso uno lee prospectos,
manuales,
medicinas,
prefijos griegos
fríos y asépticos.
Hacedme
caso, no leáis.
Uno acaba por sentirse estúpido.
Dice Garcilaso, por vos muero,
y Quevedo habla del polvo enamorado,
Horacio dice que cortemos el día,
Ovidio nos aconseja que seamos militares,
Lorca hace la luz sobre el amor oscuro,
¿Y qué?
Seamos prácticos.
Viví sin vivir en mí,
dije los versos más tristes esta noche,
me gustó cuando callaba,
porque estaba como ausente,
me desmayé,
me atreví,
estuve furioso, áspero, tierno,
liberal, esquivo.
¿De qué me sirvió?
Quien lo probó, lo sabe.
PILAR
GALÁN.
Os doy algunas pistas. Por entre estos versos se esconden autores como:
Lope de Vega, Santa Teresa de Jesús, Pablo Neruda, y los mencionados Garcilaso de la Vega, Horacio, Quevedo, Lorca, Ovidio... Tratad de identificar sus versos originales.
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